
Me di unas vueltas por el pueblo tomando fotos, y finalmente partí a la carretera como a las 10:30 hr. Cuando estaba a punto de dejar Chaitén, un muchacho me grita y me alcanza corriendo. Se trataba de un ciclista de nombre Federico, pero andaba a pie. Me pidió desesperadamente una tuerca que necesitaba para el motor de su bicicleta, la cual se había caído durante el pedaleo, dijo, mientras me contaba que había quedado en pana en Villa Santa Lucía y había regresado haciendo dedo a Chaitén, con la esperanza de encontrar la pieza que necesitaba en alguna ferretería o algo. Lamentablemente lo que buscaba yo no lo tenía, así es que no lo puede ayudar. Luego de eso, continué mi camino.


Continué y el sol era intenso.
Tomaba y tomaba agua, al tiempo que recargaba con las caídas de agua que van
desde los cerros hacia el lago.
El tramo que bordea el lago es precioso, y el
camino es sinuoso y tiene pequeñas subidas y bajadas. De pronto uno comienza a
alejarse del lago y el camino se torna recto con una leve pendiente en contra.
En ese momento ya empezaba a pensar en lo que venía: la cuesta Moraga. Son 10
kms en constante subida, sin planos de descanso, sin zeteos (curvas
zigzagueantes) que aminoren la pendiente.

Al empezar la cuesta, me encontré
con otro ciclista que estaba a orillas del camino preparando su campamento. Me
dijo que yo no alcanzaría allegar a Villa Santa Lucía, que la cuesta era dura y
el calor era mucho, y me pillaría la noche en mitad de la cuesta. Me invitó a
acampar y continuar pedaleando juntos al día siguiente, pero yo estaba motivado
y continué.

Al divisar una antena repetidora supe que estaba llegando a la cima, y así fue. A partir de allí fueron 8 km de bajada constante que me tomaron cerca de 40 minutos. Recordar que no se puede bajar a toda velocidad pues el camino es muy malo y la bicicleta pesa mucho y a carga se sacude… hay que ir con cuidado o se puede perder el control.
Llegué a Villa Santa Lucía como a las 19:00 hr. Allí uno puede acampar en cualquier parte del pueblo, hay muchos sitios eriazos y varios negocios pequeños donde comprar pan y abarrotes. Finalmente, conseguí alojar en una cabaña que estaban construyendo.
En este punto debía decidir qué haría con mi viaje… Seguir por la carretera Austral hasta Coihaique o ir hacia Futaleufú y pasar a Argentina.
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